Golpe con el pasado.
*Me miro al espejo y veo que llevo un
hermoso vestido blanco por las rodillas, con unas delgadas tiras encima de mis
hombros, tiene un bordado sumamente delicado y una cinta de seda blanco rodea
mi cintura formando un moño por detrás.
Mi rostro está maquillado de manera natural,
y una trenza en forma de corona rodea mi cabeza y la otra parte de mi pelo está
suelto.
Aún no se donde estoy, por lo que decido
alejarme del espejo para buscar algún rostro familiar.
Cierro los ojos un momento y al abrirlos
estoy en un campo, el clima es cálido, el lugar está lleno de árboles y flores
de todos los colores, diría que es primavera. Más adelante logro ver asientos
colocados ordenadamente, también hay un altar, y detrás de este un salón
gigante. Esperen… ¿un altar?
Esto es un casamiento.
Empiezo a acercarme para ver quienes son
los protagonistas de esta celebración y cuando estoy solo a unos pasos, todas
las personas me miran y comienzan a aplaudir.
Retrocedo unos pasos, todos siguen mirándome
con enormes sonrisas en sus rostros, y yo cada vez entiendo menos.
Siento un brazo alrededor de mi cintura,
por lo que me aparto para ver quien es. Se trata de mi padre, que, para mi
sorpresa también sonríe alegremente, toma mi brazo y comienza a guiarme hasta
el altar. En ese momento noté que en mis manos llevo un pequeño ramilletes de
flores, levanto la mirada de mis manos y ahí lo veo.
No se quien es, pero está de espaldas a
mi. ¿No se supone que el novio debe estar mirando a la novia llegar al altar? Ni siquiera sé porque estoy pensando en eso, cuando en
realidad no entiendo lo que pasa a mi alrededor…
Cuando estoy a un paso de “el novio”
puedo notar mariposas haciendo guerra en mi sistema. ¿Acaso, estoy nerviosa?
Mi padre une mi mano con la del chico,
que aún sigue mirando hacia el altar.
El se da vuelta para mirarme, una sonrisa
burlona aparece en sus labios.
—Esto no puede ser— Dije.
El me miró de arriba hacia abajo y comenzó
a reírse como un psicópata.
Yo estaba roja de la vergüenza, y a la
vez sentía ira y dolor.
— ¿Qué es esto? — Le digo
El deja de reírse y me mira como el bicho
raro que soy— Siempre tan ilusa Muller— Como siempre el llamándome por mi
apellido y nunca por mi nombre.
— ¿Sabes lo que sucede?, Al parecer quieres
casarte, eso es lo que me dijeron. Como nadie nunca se casará contigo, pues
decidí hacerte creer que tendrás tu casamiento, anímate, al aparecer soy el
único que intenta tolerar tu compañía—
Sus palabras crueles y duras como de
costumbre.
Quizás si fuera otra persona, no me
interesaría, de hecho podría ignorarlo por completo. Pero no. Con el no puedo. A el lo quiero.
¿Cómo es que quiero a alguien que es tan
cruel conmigo?
Lucas Dubois no es precisamente un sueño.
Es una cruel pesadilla.*
— ¡Marlene! Llegarás tarde— Escucho la voz dormida de mi mejor amiga desde el otro lado de la puerta.
A Hensen, mi mejor amiga de toda la
vida, podemos decir que cumplimos un sueño, que es el de vivir juntas, o mejor
dicho es el de independizarnos y dejar nuestros hogares para vivir la aventura
de la convivencia.
Ella es una persona, alegre y le encanta
divertirse, lo bueno es que a pesar de que le gusta ir a muchas fiestas, es
bastante responsable. Bueno, al menos un poco.
Nos mudamos hace un mes, el departamento
es de su hermano, pero ahora el está viviendo en España, ya que después de
recibirse consiguió un buen trabajo y tiene a su novia de hace tres años
viviendo junto a el.
Y ahora el departamento le pertenece a
Al. Solo hay que pagar los servicios.
Las dos trabajamos a medio tiempo, ella
en una tienda de ropa y yo en una pequeña librería, eso es suficiente para
nuestros gastos.
Lo bueno de trabajar pocas horas es que
no tengo problemas para cursar y este año decidí anotarme en la carrera de
Artes Visuales.
Luego de ducharme, decidí dejar mi
cabello suelto, unos bucles se forman por debajo de mis hombros.
Como hace un poco de calor, me pongo algo
fresco pero lo más decente posible. Luego de mirarme al espejo por quinta vez
salgo a la cocina.
—¡Por fin viernes Lene! —
Dice mi mejor amiga Aldana mientras gira la cuchara de su taza de café. —Deberíamos
salir esta noche, ¿Qué dices? —
—Al por favor, las clases acaban de
comenzar esta semana, y ¿Ya quieres salir? — Le digo en tono divertido y agrego—
Además me gustaría estudiar e ir adelantar trabajo—
—Sabes que no eres nada divertida,
¿Verdad? — Me dice con una sonrisa de oreja a oreja, mientras menea su cabello rubio de un lado al otro. — Las clases empezaron este
lunes, no debes tener nada de trabajo, no te hará nada salir una noche, si
quieres puedes invitar al “niño bien” de tu amigo— Dice Aldana refiriéndose a Ian
Novak.
Ian mi mejor amigo de secundaria, nunca voy a
entender el odio que se tienen con Aldana, son personas estupendas. Si ellos
intentaran soportarse al menos cinco minutos seguidos y pudieran conocerse
mejor, creo que podrían llevarse de maravilla.
—Al, sabes que Ian no suele salir mucho—
le digo.
—No me sorprende, ustedes son muy
aburridos— Al pone sus ojos en blanco y sigue con su desayuno.
Diez minutos después recibo un mensaje.
—Ian está abajo, debo irme— Me despido de mi amiga, agarro mis llaves y voy saliendo por la puerta cuando ella grita.
— Dile que le mando todo mi cariño— Dice en un tono sarcástico.
Yo sacudo la cabeza sonriendo y me dirijo a planta baja.
Una vez fuera me encuentro con los ojos
color avellana de Ian. Su pelo castaño se ve más claro bajo la luz del sol.
— Buenos días Lene— Saluda
— Buenos días Ian— Digo en medio de un
bostezo.
Ian me mira y se ríe
— Creo que alguien no durmió bien, tienes unas ojeras terribles—
Y ahí está Ian Novak con su sinceridad extrema, aunque debo reconocer que es una de las virtudes que más adoro de el.
—
Tuve un mal sueño— Respondí, recordando el sueño que tuve de Lucas.
Ambos
subimos al coche y enseguida nos encaminamos hacia la universidad.
Con
Ian estamos en la misma carrera, y coincidimos en casi todas las materias, ya
que nos anotamos juntos, recuerdo a Aldi mofándose de nosotros diciendo “par de
patéticos” y riendo con su risa contagiosa.
Justo
hoy, viernes, es unos de los días en los que menos coincidimos, excepto por la
primera hora.
—Aldi
te manda todo su cariño— Le digo a Ian mientras me miro por el espejo, viendo
que no mentía cuando decía que tenía ojeras. Creí que no se notaban tanto.
—Que raro, creo que se caerá el cielo. Ella no suele ser tan amable. — Dice riéndose.
—Sabes
que lo dice con sarcasmo, ¿Verdad? —
El
me mira y sonríe
— ¿Por qué se odian tanto? — Me aventuré a preguntar
—No
nos odiamos, al menos no yo. Sabes que hay cosas que no comparto de ella, la
respeto. Solo que no coincidimos. No fuimos hechos para llevarnos bien. —
Luego
de eso quedé en silencio el resto del camino.
Después
de la primera clases junto a Ian ambos nos despedimos para seguir con nuestras
cursadas.
Saque
mis horarios para ver en que aula debía ir.
—Genial,
quinto piso— Pensé
Debía
apurarme o llegaría tarde, el ascensor estaba lleno así que tome las escaleras. Mala
combinación llevar prisa y con treinta grados de calor.
Una
vez en el quinto piso sentía mi frente sudada por lo que me abaniqué con la
hoja de horarios.
Llegué a la puerta del aula, suspiré al darme cuenta que el profesor aún no había
llegado.
Sin
prestar atención a mis compañeros, comencé a buscar algún pupitre vacío. No había
lugares en las primeras filas, por lo que termine en la fila número ocho más o
menos.
Una
vez sentada pasado dos minutos el profesor llegó y se hizo un automático
silencio.
Después
de que la clase terminó, me quedé un rato sentada esperando que salgan los que
estaban sentados adelante mío, cuando algo llama mi atención, un chico con un
jean negro y una remera blanca estaba
esperando para salir, el estaba de espaldas a mi, pero por alguna razón captó
mi atención.
El
mira de costado una vez que agarró sus cosas y se dirigía hacia la puerta.
Logré
verlo de perfil, esto no puede estar pasándome, tiene que ser un error, Lucas
no puede ser mi compañero.
Traté
de pensar que tal vez mi cabeza me jugó una mala pasada ya que yo hoy había
soñado con el.
Cuando
me di cuenta, yo estaba parada, y comencé a mover mis pies para acercarme. Como
había muchas personas, no lograba llegar a verlo de frente.
Tenía
que confirmarlo, tenía que ver si realmente es Lucas el que está a unos pasos
de mi.
Inmediatamente
tuve un recuerdo.
####
Hace siete años atrás aproximadamente, yo tenía doce y estaba en la secundaria
Era
un día de lluvia, el patio de la escuela estaba mojado y un poco resbaladizo,
por lo que decidí quedarme en una parte seca junto a unas compañeras, mientras charlábamos.
—Chicas tengo que contarles algo— Dijo Sofía algo emocionada.
Aunque
no éramos amigas, todas éramos buenas compañeras, y a las chicas les gustaba
compartir sus cosas, para recibir algunos consejos.
—Cuenta—
La animó Anna
—Bueno,
resulta que Lucas Dubois me beso antes de salir al patio— Chilló con una enorme
sonrisa.
Mi
corazón se partió. Sentía que mi pecho dolía. Afortunadamente, nunca me atreví
contarle a nadie lo que sentía por Lucas, la única persona que lo notó fue Ian,
pero pude contar con su apoyo.
—Pero Sofía, tu tienes novio— Dijo otra de las chicas.
—Lo
sé, pero el me beso sorpresivamente, y bueno no pude negarme— Dijo ella.
—
¿Y ahora que harás? — Le pregunté refiriéndome a la relación con su novio, que
por cierto su novio se llama Ian.
—
Oh Marlene, nada. No quiero que le cuentes a Ian, el no debe enterarse. — Dijo mirándome
fijamente y luego siguió diciendo — Solo fue un desliz no pienso dejar a Ian
por eso.
Agarré
a Sofía por el brazo y la alejé un poco de las chicas para que nadie nos
escuchara.
—Escucha
esto no es justo, creo que debes decirle a Ian lo que sucede, el te quiere…
Además es un buen amigo, no creo que pueda ocultárselo. — Sofía me miró con sus
ojos celestes clavados en mi.
—Mira
Marlene— suspiró con disgusto. — Tú no le dirás nada, ¿De acuerdo? — me dijo
elevando un poco la voz.
—
¿Qué sucede aquí? — Con Sofía nos tensamos al escuchar la voz de Ian.
Ella
me miraba de manera amenazante, creo que me dio a entender que si abría la boca
estaba muerta, o algo así.
Ian
nos miraba esperando a que hablemos.
Decidí
hablar.
— No te preocupes— Dije mirando a Sofía — Si no se entera por mi, se enterará por alguien más.
Me
marché sin decir más, para mi gran suerte Lucas estaba en la entrada con su
mirada arrogante.
—Muuuuuller—
Lo oigo, pero no me detengo.
Estoy
en pleno desarrollo, al menos eso es lo que dice mamá. “pronto pegarás el estirón
Marlene”. Lo que por el momento, mis pocos kilos de más son motivo de burla
para Lucas.
Mis
cachetes se sonrojan cada vez que el me dice algo, y supongo que deben llamar más
la atención y parecer más grandes.
—Oye Muller, te estoy hablando— Dice corriendo hacia mi.
—
¿Qué quieres? — Le respondo sin mirarlo
—Dime
que sucedió allá— Señala a Ian y Sofía, que parecen estar discutiendo.
Oh,
no. Esto no se ve bien.
— No lo sé — Le respondo, pero está vez lo miro a los ojos.
Esta
vez veo su sonrisa triunfante en su rostro, y un brillo en sus ojos verdes, que
aunque son claros, hoy con las nubes grises, parecen más oscuros.
— Disfrutas de esto, ¿Verdad? — Le digo
enojada
— ¿De que hablas? — Dice en un fingido tono
inocente.
—Te gusta arruinar todo. Por tu culpa,
ellos están peleando. Siempre me sorprendes siendo cada día un poco más idiota—
Le respondo y me arrepiento por lo que le dije, aunque se lo merece.
Sus amigos comenzaron
a reírse, y por primera vez me pareció ver una minima vulnerabilidad en el.
—Y tu siempre me sorprendes siendo cada día
más gorda— Dice a su defensa.
¿Dije que me
arrepentía por haberlo llamado idiota? No me arrepiento para nada.
Lo miro a los
ojos, pero no veo tanta satisfacción aunque después de escuchar a sus amigos riéndose
de mi, el dibuja una sonrisa en sus labios.
Tenía ganas
de llorar, pero no iba a darle el gusto de llorar frente a el.
Simplemente
fui al baño a encerrarme y comencé a llorar, luego de calmar los sollozos que
salían sin permiso, me miré al espejo y me sentí fea.
Ahora
entiendo porque Lucas me molesta tanto. Volví al cubículo y comencé a
provocarme arcadas, mientras las lágrimas caían por mis mejillas
####
Volviendo a la realidad de hoy, veo que ya no soy esa niña débil. Ahora
tengo diecinueve años, estoy más segura de mi misma, y entiendo que a pesar de
que sentía algo por Lucas, el nunca me dio nada bueno, porque todo lo que hacía
era malo. El era toxico, y no entiendo porque hoy está de nuevo cerca.
Aún no lo perdí de vista, por lo que trato de acercarme, pero hay
mucha gente en el aula aún.
Luego de llegar a la puerta, lo pierdo de vista y veo que dobla el
pasillo a la derecha. Una vez que la multitud fue disminuyendo y llegó al
pasillo, me doy cuenta que no lo veo.
Dejo de buscarlo, solo me quedará esperar al viernes próximo para
saber si Lucas está de vuelta a mi vida.
Parte de mi no quiere, pero otra parte quiere volverlo a ver, e
intentar arreglar todo el dolor que me causo en el pasado, quizá haya cambiado,
y ahora pueda conocer algo nuevo de el, algo bueno…
Mientras camino sin ningún destino en particular, siento unos
manos en mis hombros. Me tenso al instante.
Me doy vuelta y veo a Ian frunciendo el ceño.
—Te busqué por todas partes, ¿estás bien? — Me pregunta con preocupación.
Rápidamente pongo mi mejor cara y le
respondo — Si, estoy bien. Solo que las clases van a ser un poco aburridas sin
ti— Le digo tratando de ocultar mis pensamientos sobre Lucas.
—Claro, no estaré para pasarte mis
apuntes y ayudándote en clases— Dice mofándose.
—Oye,
eso no es cierto— Le digo chocando su hombro y riéndome.
Una vez que Ian me dejo en la puerta del
departamento, entré y recordé que Al llegará en cualquier momento, por lo que
decidí ser buena amiga y cocinarle.
Ella aún no comenzó sus clases, pero si
está trabajando a la mañana en la tienda de ropa.
—Llegué—
Dijo Al — Lene ¿Dónde estás?
—Cocina— Le grité
—Lene hoy saldremos de fiesta— Ahí está
otra vez ella y su manía por las salidas.
—
De acuerdo, iremos, pero prométeme que no
me obligarás para las próximas futuras salidas, que se te ocurran. — Le dije en
tono serio pero una sonrisa se me escapó.
—Lo prometo— Dijo cruzando sus dedos.
Yo puse los ojos en blanco. — ¿Y a dónde
iremos?
—Light and darkness— Me dice Al.
— ¿Y eso?, jamás lo escuché—
—Lo sé, yo tampoco fui. Pero me dijeron que es muy bueno—
— ¿Quién te lo dijo? —
—Un chico que entró al local hoy — Dijo encogiéndose de hombros.
—A ver si entendí bien, iremos a un lugar
que no conoces, solo porque un extraño dijo que es genial. Si, eso suena bien. —
Dije en tono sarcástico.
Ella puso sus ojos en blanco — No es un extraño, charlamos mucho hoy, de echo va a la misma facultad que tu, quizás lo conoces.
— Comencé hace una semana, solo conozco a
Ian, lo que me recuerda… Voy a llamarlo para decirle que venga con nosotras—
Hice como que no escuche sus quejas, y
fui a mi habitación para llamar a mi amigo.
Horas después estábamos en club. El
extraño tenía razón, el lugar no estaba tan mal, pero aún así no confiaba
mucho.
Fuimos directo a la barra a sentarnos y
pedir algún trago.
Como siempre, yo trate de buscar el trago
con menos alcohol posible, quería llegar sola a casa esta noche, no quería
depender de nadie para llegar en buenas condiciones.
Veo a Al, distraída con algo
— ¿Qué sucede? — Le digo tratando de mirar al mismo lugar que ella.
—Allí está el chico que me recomendó el lugar— Cuando miré donde ella me decía, vi a Lucas. Está vez, si era el. Y el estaba mirándome. Joder.
Al nunca lo conoció en persona, pero si sabía que existió un Lucas que hizo de mi vida algo miserable.
Ian, aún no lo vio, por lo que se vuelve
hacia nosotras y nos pregunta que vamos a tomar.
—Whisky— Les digo, y ambos me miran con los ojos como plato.
—De acuerdo— Dice Ian. — y, ¿tú?
—Lo mismo— Responde Al.
Hice caso omiso a sus miradas, necesitaba
tomar algo fuerte, porque realmente me siento muy intimidada por Lucas, que aún
mira hacia nuestra dirección.
Oh, no. Está viniendo para nuestro lugar.
Estoy jodida.
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