Golpe con el pasado (Parte 2)
Y ahí estaba Lucas, caminando hacia nosotros
con pasos tranquilos. Muy tranquilos.
No estoy lista para verlo. Mucho menos para
hablar con el. Incluso, aunque intente ser indiferente, eso sería imposible. Tengo
que correr, y tengo que
hacerlo ya.
hacerlo ya.
—Al debo ir al baño—Digo por encima de la música.
Antes de darle tiempo a que responda algo, salí de la barra hacia la entrada del club, no tenía la menor idea donde quedaba el baño y para empeorar las cosas el lugar es enorme, no quería ir hacia la pista de baile porque sabía que me perdería entre la masa de gente que movían sus cuerpos de manera eufórica, así que me decidí a preguntar. Justo había una chica parada contra una de las tantas columnas del lugar, de inmediato noté que no estaba en su juicio, y sea lo que sea que haya bebido debió ser algo fuerte.
—Disculpa, ¿Sabes donde queda el baño? —
—El baaño, si creo quee lo vi— hipo— lo vi pasar por algún lado. —
No se que era tan gracioso porque ella reía con cada palabra que decía.
—Pooor ciertoo, soy Lucy—
—Marlene— Respondí, con una sonrisa— Gracias— Agradecí por su
ayuda aunque no entendí nada lo quiso decirme.
—Espera, iremos al bañoo,
te lle… te llevo. — Agarró mi brazo y me encamino por el medio de todas las
personas en la pista de baile, mientras la seguía, ella iba moviendo su cuerpo
siguiendo el ritmo de la música. Mientras tanto yo, trataba de rozar mi cuerpo
con la menor cantidad de personas posibles.
Una vez en el baño, el lugar estaba repleto de jóvenes retocando
su maquillaje y perfumándose.
Lucy comenzó a acomodar su ropa, y en algunos instantes se
tambaleaba un poco.
Ella tenía su cabello rubio y lacio hasta la cintura, tenía ojos
color avellana, me recordaba a Ian.
Parecía una modelo, la verdad era una chica muy bella, pero era
una lastima en el estado en el que se encontraba.
No quería dejarla sola ahí, pero necesitaba tiempo para pensar, y
supuse que ella estaba acostumbrada a esos estados de ebriedad, por lo que
decidí ir directamente hacia uno de los baños, me senté y puse mis rodillas a
la altura de mi pecho. Mientras leía infinidades de nombres, fechas, promesas
de amor y números telefónicos de la puerta del baño, una de esas tantas frases
llamó mi atención.
<Aunque lo niegues,
aunque todo este roto.
Siempre habrá algo que
nos una.>
¿Qué rayos?, ¿Quién escribe cosas como estás en los baños? En
realidad, ¿Quién escribe cosas como estás en un club?, Da igual, ese no es el
problema, mi problema es que no quiero salir de aquí, no quiero enfrentar a
Lucas.
¿Qué tal si comienza con sus bromas?, ¿O si me dice algo doloroso
o me avergüenza frente a todos?, ¿Y si nuevamente debo enfrentarme a su risa
llena de burla?
—Cobarde — Dice mi
subconsciente.
Creo que no se equivoca, soy una cobarde.
Creo que han pasado cinco minutos desde que estoy aquí adentro,
por lo que vuelvo a mirar la frase, “Siempre
habrá algo que nos una”
Así lo siento con Lucas. Siempre me sentí unida a el de alguna
manera, a pesar de que el no me quería, y me hacía daño… Yo jamás podía dejarlo
ir.
Pero debía parar con este círculo vicioso. Lo que pasó entre
nosotros fue hace años, debo perdonarlo y superar la situación para así poder
sentirme libre y olvidar los tiempos de bromas en los cuales estaba atascada.
Debo continuar, y enfocarme en todos los cambios positivos en mi vida. Quiero
estudiar, recibirme, trabajar y encontrar a alguien para entregar mi corazón.
Pero antes de que eso suceda debo curarlo, y cuando me encuentre bien, dárselo
a una persona sumamente confiable para que me corresponda del mismo modo.
Y Lucas no era una persona confiable para darle mi corazón, ya que
el, lo rompió, y luego esos pedazos rotos volvió a hacerlo trizas una y otra
vez sin cansarse.
Yo no culpo a Lucas por no haber correspondido a mi cariño, pero
si lo culpo por todo el daño que me hizo, inmediatamente recordé lo extraño y
misterioso que el era, y ahí me sumergí en mis pensamientos buscando algún acto
bueno de el. Y lo encontré.
####
Después de intentar provocarme arcadas y no haber conseguido lo
que quería, me quedé encerrada en el baño llorando.
La campana del recreo sonó y todos los alumnos debíamos entrar a
clases, pero yo no lo hice. Me quedé en mi lugar y lloraba con tantas fuerzas,
que cualquier persona que pasará por ahí podía oírme con facilidad.
Estuve diez minutos, supongo que el profesor no habrá notado mi
ausencia, una y otra vez las palabras de Lucas venían a mi, el jamás se fijaría
en alguien como yo. Soy un bicho raro aún no me desarrollé del todo. ¿Por qué
el amor están doloroso?, ¿Se supone que debe ser doloroso?, ¿Lo que siento por
el, es amor? No lo creo. Al menos eso espero.
Seguía llorando, y me dolía el pecho y la garganta al intentar
aguantarme el llanto.
Unos pasos hicieron que me calme un poco. Sentí que golpeaban la
puerta fuertemente.
—Muller sal. — Lucas suspiró — Ahora.
¿Cómo sabía que estaba aquí?, No quería contestarle, el no podía
verme en este estado. Esto sería más material contra mi, no quiero darle ese
gusto.
—Se que estás ahí, contaré hasta tres, te daré tiempo y voy a
entrar. —
Uno— Joder. —Dos— El no puede verme así. Noté que no había puesto
el pestillo en la puerta, pero justo este estaba roto, y no servía — Tres—
Lucas abrió la puerta lentamente. Yo estaba sentada con mis
rodillas a la altura de mi pecho, mi cara enterrada en ellas y con mis brazos
alrededor formando un escudo.
— ¿Qué haces aquí? tenemos clases ahora, ¿O eres una chica rebelde
Muller? — No estaba de humor para chistes, por lo cual no respondí.
—Ian te está buscando— Hablo suavemente, a veces olvido su hermosa voz, es que con sus palabras tan
hirientes, no puedo apreciarla.
—Vete— Mi voz se quebró.
El se aclaró la garganta— Vamos, salgamos de aquí— Al oír su voz
noté su cercanía, probablemente estaba agachado junto a mi.
—Lucas— Levanté mi cabeza y lo miré a los ojos — Quiero que te
vayas dije con voz firme.
—Ahora levántate, sécate las lágrimas e iremos a clases… Te ves
terrible— Y ahí estaba el Lucas original. Siempre hundiéndome un poco cada vez
que puede. ¿Es que acaso notó que estaba siendo “amable” y debía decir algo
para no dejar de ser el?
—No iré contigo a ningún lado Lucas, vete así podré salir yo
luego. — Dije, un poco más calmada.
—De eso nada, quiero asegurarme que no hagas ninguna estupidez—
— ¿De qué rayos hablas? — Lo miré confundida.
— ¿Crees que no escuché cuando intentabas
provocarte arcadas? —
Lo fulminé con la mirada. No quería que se sienta importante.
Aunque todo esta estupidez era por el, no puedo creer que haya
intentado provocarme arcadas solo porque el me llamo “gorda”. ¿Acaso vale la
pena? Claro que no, ni un poco. El no vale la pena, y es hora de que lo vaya
entendiendo.
Me levanté y lo empujé. El me siguió y antes de que yo pudiera
salir del baño, me arrinconó contra la pared de la manera más suave que pudo y
habló.
— ¿Lo hiciste por lo que dije Muller? — Su mirada estaba fija en
la mía, sus ojos verdes me mataban, y no podía concentrarme. — ¿Te provocaste
esas arcadas por mi culpa?—
—Si— Admití, y su mirada cambió. No sabía que quería decirme, pero
el no se reía, no lo veía gracioso, solo me miraba. Y mis ojos se desviaron
hacia un costado, no podía mirarlo fijamente más de cinco segundos seguidos.
Sus manos estaban a los costados de mi cabeza, su cercanía me
ponía nerviosa, pero no me sentía del todo incomoda, era algo difícil de
describir.
El perfume que desprendía su piel era como una droga, y yo
respiraba profundamente, ambos estábamos sincronizados en un mismo respirar.
—Lo siento— Dijo muy bajito, pero logré captar sus disculpas, y yo
estaba altamente sorprendida. — Promete que jamás harás algo estúpido y menos
por alguien estúpido.
Lo miré de inmediato. A ver si entiendo bien. ¿Lucas se estaba
disculpando?, y además ¿Se llamó así mismo estúpido?... ¿Qué sucede con el
mundo?
—No, entiendo que no vale la pena— Dije mirándolo a los ojos
fijamente.
—No lo vale— Dijo suavemente.
Maldición iba a matarme con esa voz. Sus ojos jamás dejaron de
mirarme y estudiar mi expresión sentí una lagrima corriendo por mi mejilla y
mis cobardes ojos cafés huyeron una vez más de su mirada.
Observé que su mano abandonó la pared en la que estaba apoyada y
por un momento creí que me secaría la lagrima pero su mano retrocedió y el la
apoyó el dorso de su mano tapándose la boca.
—Debo ir a clases— Dije mientras pretendía hacer espacio entre
nosotros, pero antes de que intente tocarlo el se apartó rápidamente.
Jamás podré tocarlo, ni siquiera por casualidad, ¿Acaso tanto me
odiaba como para no dejar que le toqué el hombro para alejarlo? Quizá no me
odie tanto como pensé, o el se siente tan culpable que sintió lastima por mi.
¿Será eso?, de lo que estoy segura es que no me soporta y me quiere lejos. Me
lo dejó claro en todos los sentidos posibles.
Me marché dejando a Lucas en el baño de mujeres.
####
Encontré un acto bueno en el, o mejor dicho un acto diferente.
Unos ruidos en la puerta hicieron que mi mente volviera de entre
las nubes.
— ¡Ocupado! — Hablé.
—Lo siento— Dice una voz desconocida. — Pero creo que tu amiga no
se encuentra bien. —
Salí de inmediato pensando que algo le había sucedido a Al, pero
recordé que había entrado en el baño con Lucy.
Salí y la encontré discutiendo con una chica y entonces me metí en
el medio.
—Maríaaa— Dice ella y luego vuelve hablar. —No, María no… Mar,
Mar… ¡Marlen! —
— ¿Qué sucede? — Pregunté, lo único que me falta es involucrarme
en una pelea en un club. Sería genial.
Un mal entendido. — Dice la morena detrás de
mí — Nos confundimos de lápiz labial y agarré el de tu amiga y se enojó.
Ya la gente no se esfuerza por buscar algún
buen motivo de pelea, pensé.
Agarré ambos lápices y le di el debido a cada
una.
—Problema solucionado. — Dije y suspiré cuando
ambas sonrieron, jamás entenderé a los borrachos.
Salí del baño y Lucy me siguió.
— ¿Meee harías uun favor?, ¿Crees que puedees
mandarle un mensaje a mii chicoo? — Me dijo arrastrando las palabras.
— Claro, no hay problema. —
Escribí un mensaje a la persona que me pidió,
le puse que ella lo esperaba en la puerta del baño de damas, y que se apure por
que su cabeza estallaba.
La despedí y mientras buscaba a Ian y Al,
recordé el porque me había escapado, Lucas. Joder.
Mientras me acercaba a la barra miraba para
todos lados, parecía maniática, suspiré, cuando noté que Al estaba sola con
Ian.
Ellos parecían relajados, me dio algo de pena
molestar ese momento que al parecer, era sereno, no se veía seguido.
Pero decidí mirar desde primera fila y
acercarme.
—Maaarleeene, poor fiin. — Al reía
descontrolada
Miré a Ian quien se encogió de hombros y el
tenía una sonrisa en sus labios. Claramente Al estaba borracha e Ian estaba tan
fresco como una lechuga.
—Lo siento, no encontraba el baño— Me excusé
—Aldana
tomó tu tragó, el mío y los de ella. — Dijo Ian con un tono de desaprobación.
—Al, ¿Te encuentras bien? — Le pregunté.
— Me sieeeento de maavilla cariño. ¿Poor qué
te fuisteee?, iba a presentarte a alguien. — Ni bien terminó de pronunciar sus
palabras miré a Ian. ¿Habrá visto el a Lucas?
Mi amigo no mostraba ningún signo de a ver
visto a Lucas, sino me lo hubiera dicho de inmediato.
— ¿A quién querías presentarle? — Preguntó Ian
curioso.
— Noo te pongaas celosoo— Ian negaba con la
cabeza con una sonrisa— Sólo al chicoo que mee recomendó el lugaaar. —
Respondió Al restándole importancia.
—Bueno yo no noté que hayas hablado con
alguien, creo que debes dejar de tomar— Responde Ian sonriendo, mientras le
sacaba el vaso a Al.
—Claro que no hablé, el estaba viniendo hacia nosotros, luego Lene
desapareció y el chico me saludó desde lejos, quizá quería saludar a otra
persona— Responde Al mirando hacia mi lugar.
Lo bueno de este lugar es que puedo disimular lo rojo que debe
estar mi rostro en estos momentos.
— Un vodkaa de ceereza — Dice Aldana, bajo la mirada seria de Ian.
— ¿Qué?, Noo me mireeen así, es paraa ti Lene. — Dice con una sonrisa y
guiñándome un ojo.
—De acuerdo— Respondí dudosa, arrepintiéndome de la idea de tomar
algo fuerte, primero el whisky pero claramente Al degustó mi bebida (lo cual
agradezco).
Ella me ofrece la bebida, mientras la miro por todos lados. Nunca
fui de beber mucho. Antes, a los quince años bebía y estaba acostumbrada en
cierto punto, pero ahora años después, no se que tan rápido puede afectarme…
Tres copas más de vodka de cereza y yo encontraba gracioso todo lo
que sucedía alrededor.
Al no estaba mejor que yo, de hecho creo que estaba tocando fondo,
con Ian le dijimos que no debía seguir bebiendo, pero ella dijo que tenía
motivos suficientes. Motivos que más tarde debía contarme.
—Maldicioooon — Al se tapa
la boca. — Necesito ir al baño— Dice entre carcajadas, lo que me hace reír a
mí.
—Ian acompáñameeee, no creoo que Lene pueda caminar— La verdad es
que yo me sentía perfecta, mis sentidos estaban bien, salvo mi risa
descontrolada, todo estaba normal.
—Puedo acompañar…— Deje de hablar cuando Al puso su mano enfrente
mío para decir algo.
—Deja Lene, yo la acompaño, la esperaré afuera. — Dijo Ian.
Pasaron unos cinco minutos y ellos aún no venían, entonces decidí
mirar y tratar de entretenerme con la gente que bailaba. La verdad es que la
música era muy buena, por lo cual yo seguía el ritmo con mis pies mientras
estaba sentada en la barra.
No se en que momento me paré y comencé a caminar pero cuando me di
cuenta ya estaba en la pista, me quedé en un lugar en donde podía mirar mi
antigua ubicación por si Ian y Al llegaban.
Comencé a bailar lento, al ritmo de la música, diría que la
canción tenía su leve toque sensual. Era eso, o yo estaba borracha. Creo que es
la segunda opción.
Da igual, sentía mi osadía a un nivel que antes no tenía, y me
sentía bien.
Seguí bailando de la misma manera y sentí que alguien acariciaba
mi brazo. Me tensé de inmediato, y luego me di vuelta para ver quien estaba
detrás de mí.
Un chico de pelo negro y corto, ojos marrones con pestañas
envidiablemente largas, sonrisa de lado, me llevaba una cabeza aproximadamente
de altura. Su aroma era jodidamente rico. ¿Qué hace el aquí?
—Hola Lene— Dice con su inconfundible aliento a limón.
—Hola Bruno— Bruno Novak, es el primo de Ian.
La historia es así, nos conocimos, salimos un tiempo, sin ningún
compromiso y nunca llegó a más que unos besos y unas cuantas charlas muy
interesantes, la pasábamos bien. Pero jamás llegamos a un noviazgo porque yo
jamás quería hablar de los siguientes temas: “Relación”, “compromiso”,
“noviazgo”, “enamorarse”.
Yo tenía que madurar y cambiar muchas cosas, por eso no quería
nada serio, el era muy bueno, y no se merecía mis problemas.
Nuestra “amistad” terminó cuando el fue a estudiar a otra ciudad y
nos íbamos a ver menos, por lo que cortamos todo. Aún en algunas ocasiones nos
escribimos mensajes de texto.
La última vez que lo vi fue hace un mes en la fiesta de cumpleaños
de Ian, pero solo estuvimos hablando.
—Volví— Dice con su típica sonrisa que hace que se le entrecierren
sus ojos.
—Eso es bueno— Le sonreí.
— ¿Qué haces aquí?, ¿Estás sola? —
—En realidad vine con Ian y Aldana, pero el fue a acompañarla al
baño porque ella bebió demasiado— Terminé de decir eso y me di cuenta de lo
raro que sonaba.
El sonrió— Ian siempre tan atento. Creí que las chicas se
acompañaban entre ellas al baño— El puso cara de pensativo— Algo que jamás
entenderé.
—Yo tampoco— Contesté mientras reía.
—Estoy para quedarme, seguiré estudiando aquí, así podré estar
cerca de mi familia y todo lo que, estando lejos, me hacía falta— Dice
mirándome fijamente. Tragué en seco.
— Creo que ahora que estoy aquí podremos salir o hacer algo, ¿Qué
dices? — Me preguntó Bruno.
—Me gustaría— Respondí.
— ¡Lene!, Tu amiga es un desastre y creo que… —Ian dejó de hablar
cuando se dio cuenta que su primo estaba ahí. — ¿Qué haces aquí Bruno? —
Pregunta entre sorprendido y gracioso.
—Vine con unos amigos, y festejando que me quedaré y estudiaré
aquí. — Dice Bruno.
—Ah, eso es bueno— Ahora se dirige a mi— Aldana estuvo vomitando,
debemos irnos Lene.
— ¿Quieres que mañana hagamos algo? — Le pregunto a Bruno,
mientras Ian me tira del brazo disimuladamente.
—Claro, dejen que los acompañe al estacionamiento. — Sonríe.
Fui a buscar a Al que estaba sentada en la barra mirando hacia
ninguna parte.
Una vez afuera nos dirigimos hacia el Volkswagen golf 2000 negro
de Ian, para tener varios años era un auto excelente.
“Nunca me dejó a pie”, dice Ian.
Al abrió la puerta de atrás del coche y se acostó sobre los
asientos.
Ian la imitó y arrancó el motor, esperando a que entrara.
— ¿Necesitas que te lleve hasta tu casa? — Preguntó Ian a Bruno.
—No, gracias. Vine con unos amigos— Respondió Bruno palmeando su
espalda.
—Bueno, supongo que te veré mañana. — Le digo.
—Supones bien— Responde con una sonrisa.
No se porque de repente estaba algo emocionada con la idea de que
Bruno esté cerca. Yo no siento nada por el, al menos no sentimental. El es
agradable, bueno, atento, simpático. Aunque no es del todo perfecto, y tiene
algunas debilidades por las fiestas, el tiene muchas cosas buenas.
Tal vez, una parte de mi, no quiere confesar que me aterra la idea
de poder sentir por Lucas lo mismo que sentí años atrás.
Aunque no estoy usando a Bruno, en verdad quiero intentar
conocerlo un poco más, y tal vez, pueda sentir confianza para algo más.
—Te veo mañana— Susurró en mi oído para luego besar mi mejilla.
—Adiós— Dije hablando muy bajito.
El sonrió y se encaminó nuevamente hacia el club.
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