.main-inner .column-center-inner, .main-inner .column-left-inner, .main-inner .column-right-inner {margin-left: -60px !important;}

jueves, mayo 28

Capítulo 3 #QQDMI

 ¿Quién dice que los domingos son aburridos?



Me desperté al mediodía con un terrible dolor de cabeza. Decidí comenzar mi domingo con una ducha y dejar que el agua tibia quité el olor a “noche” que tenía encima, lo que equivale a humo de cigarrillos y alcohol.
Antes de cocinar, preferí tomar algo para el dolor de cabeza.
Aldana descansaba en el sillón. Anoche cuando llegamos se desplomó ahí,  y no se movió, diría que está en la misma posición.
Una vez preparado algo para comer, la desperté y le di algo para su resaca.



—Mi cabeza estalla… Joder. —Se quejaba Aldana, tomándose su frente con la mano izquierda.



—No debiste tomar tanto… Eso me recuerda, debes decirme cuales eran tus motivos para haber bebido como lo hiciste ayer.



—No hay motivos cariño, quería pasar una buena noche, eso es todo. — Dice Aldana mientras se sienta en la silla. — Por cierto, si recuerdo cuando el pasado golpeó tu puerta. — Me guiña un ojo con una gran sonrisa.


Pasado, pasado… ¿pasado? Lucas. ¿Acaso se dio cuenta?
La miré sin decir nada.



— ¿Acaso crees que no vi a Bruno? Tiene aspecto de chico malo vistiendo casi siempre de negro o blanco pero en realidad, me gusta para ti. Se ven lindos juntos.



—Bruno, cierto. Debo escribirle, quedamos en hacer algo hoy— Dije recordando que debía cargar mi celular porque su batería se descargo ayer, después de dejar que Lucy mande un mensaje.



Luego de desayunar y de poner mi celular a cargar con Al limpiamos un poco el departamento, no nos llevo mucho porque no había tanto desorden. Después Al quiso acostarse de nuevo así que se encaminó hacia su habitación mientras yo desconectaba mi celular.


—Que raro— Dije en voz alta, al ver que tenía seis llamadas perdidas y cuatro mensajes.
El número de las llamadas no lo tenía en la agenda del celular, así que lo ignoré.
Leí el primer mensaje es de Ian.


*¿Cómo amanecieron? Yo estoy excelente. ;)*


Como no Ian, tú no has bebido nada, pensé. El otro mensaje era de Bruno.


*No se te olvidé que hoy nos vemos, paso por ti a las seis.*


Lo raro eran los siguientes mensajes, que provenían del número que me llamó.


*Tan hermosa como siempre.*


Al mirar el historial pude leer el mensaje que escribí para enviarle al amigo de Lucy, así que ese mensaje era para ella. Estaba por eliminar los mensajes pero decidí leer el último ya que decía mi nombre y me llamó la atención.


*Mar, creo que debemos hablar.*



¿Mar?, ¿Será para mí? O “Lucy” estaba tan ebria que olvidó hasta su nombre… Sea lo que sea, quería responder pero no me parecía correcto, tal vez el dueño del número estaba tan ebrio como ella. Decidí eliminar todo.



Para la salida con Bruno elegí vans rojas, un short de jean, una musculosa de tiras negro y una camisa de leñador roja. Tal vez no me inspiré en la ropa, pero le dije a Bruno de dar un paseo por el centro, no quería una gran salida, no quería nada lujoso. Solo algo sencillo para poder apreciar cada pequeño momento.

Como bien dijo en el mensaje, a las seis estaba en mi puerta, después de verificar que Al estaba bien salí a recibirlo.



—Hola Lene— Dice con una sonrisa. El vestía una remera blanca y encima una camisa de jean clara abierta, unos vaqueros y unas vans negras.

Vans, que coincidencia.



—Hola Bruno— Le dije, dando un beso en su mejilla. Al acercarme pude sentir su rico perfume.



—Tengo algo para ti, cierra los ojos—



—De acuerdo— Digo mientras cierro los ojos.



Siento que camina hacia mí, y también noté que tomaba mi mano para poner, lo que supuse una pulsera — Lo hice yo, es la primera que hago, espero que te guste. Puedes abrir los ojos.

Abrí los ojos y vi una hermosa pulsera de perlas con dos dijes, la letra M y un pequeño corazón rojo.



— Es hermoso Bruno— Lo miré a los ojos con una sonrisa— Gracias.



El toma mi mano mientras me lleva al coche. Una
camioneta Toyota Hilux negra nos esperaba en el estacionamiento. No soy fanática de los autos ni nada, pero esta camioneta es increíble.



— ¿Qué quieres que hagamos? — Pregunta mientras nos dirigimos hacia el centro de la ciudad.



—Me gustaría caminar un rato, podemos tomar un helado… y ¿Qué te parece si luego pasamos por una librería? Quiero ver si llegó un libro que quiero leer. En la librería que trabajo aún no está. — Respondí.




— ¿Me dices que irás a otra librería?, ¿Por qué no esperas a que llegué al lugar donde trabajas? — Dice en tono divertido. — Creo que alguien es un poco impaciente. — 



—Es que la librería del centro es más grande, quizás llegó. No te burles. — Respondí mientras miraba hacia adelante y con una sonrisa.



—De acuerdo, no lo haré. — Responde, pero a los cinco segundos estalla en una carcajada.



— ¿Qué es lo que te causa gracia?, Dijiste que no te reirías. — Le digo mientras intento ponerme seria.



—No me estoy riendo del porque elegiste otra librería, solo imagino de que debe tratar el libro que quieres leer. — Dice con una sonrisa.



— ¿Y bien?, ¿Qué imaginas?— Respondo cruzándome de brazos.



—Romance, romance y más romance. Típico de las chicas Lene. — Dice



—Eso no es cierto. — Traté de buscar fundamentos, pero ahora que lo recuerdo casi todos los libros que leí tenían una historia de amor, y el romance en los libros eran a grandes escalas. Joder, tiene razón.



—A ver… Dime algún libro que hayas leído que no sea romántico. — Justo paramos en un semáforo por lo que Bruno me miraba fijamente.
Sin dejar de mirar, respondo. — The hunger games. — Tengo la leve esperanza de que el no haya leído los libros, pero en algún momento, se habla de amor, aunque el libro no trata precisamente de eso.



— Lo siento Lene, pero estoy seguro de que tú lees libros de amor, en mi familia todas las mujeres que leen, siempre leen novelas románticas. — Responde convencido de que todas las mujeres somos iguales. Tal vez yo he leído historias de amor. Varias historias de amor, pero eso no me hace una fan del romance.
Bruno piensa que todas las chicas solo leemos historias románticas. ¡Se equivoca!… ¿Verdad?



— ¿Quieres decir que soy como la mayoría? —Respondo desafiante, aunque en mi rostro se esconde una leve sonrisa.



—Yo nunca dije eso. — Responde con una sonrisa mientras me acaricia la mejilla por un instante, antes de volver sus manos al volante porque el semáforo se puso en verde.



Una vez en el centro, decidimos pasar primero por la librería. Bruno sonreía al ver mi cara emocionada por conseguir el libro que quería.



—Es la trilogía predestinados, se basa en la mitología griega. —  Respondí antes que me diga algo sobre la palabra “romance”.



—Yo no te dije nada. — Responde sonriendo. — Pero, apuesto que tiene una historia romántica.



Y si que la tiene, Lucas Delos y Helena Hamilton.
Ojala mi Lucas… Digo, Lucas Dubois tuviera al menos un poquito de cualidades de la que este personaje de ficción tiene, sería perfecto.
Aunque a pesar de lo idiota que era, para mí era perfecto sin más. Así que yo era más idiota que él, por quererlo tanto.
Las cosas eran así básicamente, ambos idiotas.



—Debes dejar de pensar en el. — Dije bajito pero no en mis pensamientos. Joder.



— ¿Qué? — Responde Bruno. Suerte la mía que no me escuchó.



—Nada, me llevaré este libro, es el que me falta. — Solo me falta el último libro de la trilogía, se llama “Diosa”.
Esto hizo que Bruno levante las cejas.



— Interesante. — Susurró.



Después de pagar mi libro y salir de la librería, comenzamos a caminar por el centro, viendo locales de zapatos, ropa, juguetes, peluches entre otras cosas. Paramos en una heladería que estaba llena, la noche estaba cálida, lo que hacía que mucha gente tenga la misma idea de tomar un helado.

—Podemos hacer fila si quieres, ¿O prefieres buscar otra heladería. —



—Esperemos, si quieres puedo sentarme en las mesas, y tu pides por los dos. — Sonreí.



—De acuerdo— El besa mi mejilla y yo me dirijo hacia una de las mesas.



Mi celular vibra y veo que tengo un mensaje.



*Tan hermosa como siempre.*


Fue el mismo mensaje que mandaron hoy… Tal vez lo mandaron dos veces y uno me llegó recién. Sip, debe ser eso.
Deje mi celular en la mesa, mientras miraba hacia la fuente que se encontraba a mi derecha.
Mi celular vibró nuevamente.



*Mar, no me ignores. ¿Pensaste en lo que te dije de juntarnos a hablar? *



Esta vez decidí responder.


*Creo que te estás confundiendo de persona, lo siento*



Responde al instante.



*No me confundo, solo conozco a una Marlene*
*¿Quién eres?*




Justo levanté la mirada de mi celular mientras esperaba la respuesta, pero jamás esperaba ver lo que vi. Tenía a Lucas a unos paso de mi. Ya no podía correr. Ya no podía escapar. Tenía que enfrentarlo, ahora.



—Muller— Sonríe.



Tragué en seco. A pesar de haberlo visto en dos ocasiones, ambas habían sido de lejos.
Ni mi mente, ni mi corazón se prepararon para este momento, lo miré por unos instantes, su cabello castaño, despeinado y más corto, sus ojos verdes claro, su sonrisa perfecta y sus hoyuelos que tan loca me tienen. Me tenían.
Llevaba unos jeans oscuros y una remera blanca que dejaba ver los tatuajes de sus brazos, se ve que antes no los había notado. A pesar que la remera era algo suelta, se le ajustaba en la parte de sus brazos, me pregunté lo fuertes que deben ser.
Maldición, no estoy pensando con claridad.



—Lucas… ¿Cómo has estado? — Balbuceé y me pegué mentalmente por no poder parecer más serena.



—Muy bien. — Responde mientras toma asiento. Al instante miré a un lado para ver a Bruno, pero al no verlo, supuse que seguía haciendo fila pero dentro del local. — ¿Y tú?



—Emm bien. — No sabía que decir. ¿Acaso íbamos a jugar a “todo está bien”? porque yo quería aclarar varias cosas con el aún.



— ¿Por qué no me saludaste el otro día en el club? — De acuerdo, aquí un reproche.



—Lo siento, tenía que ir al baño. — Respondí algo rápido. El sonrió.



—Creí que habías escapado, te esperé para saludarte pero tardaste en regresar. Me aburrí y me fui. — Mírate, ya te vas pareciendo al de antes, pensé.



— ¿Por qué ibas a tomarte la molestia de esperarme? — Pregunté con una sonrisa falsa, mientras esperaba con ansias su respuesta.



—Quería saludar a una vieja amiga. — Sonrió mostrando sus dientes… Maldito Lucas, ¿Por qué tan perfecto?, apuesto que ni se preocupa en que ropa ponerse, o como debe actuar, solo es natural y le sale bien.



— ¿Acaso fuimos amigos? — Respondí con seriedad.



— Tienes razón, no fuimos nada. — Responde borrando la sonrisa de su cara, luego miró hacia el local, yo miré hacia el mismo lugar y vi venir a Bruno. — Debo irme, adiós Muller.

Me quedé con la boca abierta. Mientras miraba como se alejaba. Su aroma a menta estaba a mi alrededor…



— ¿Quién era? — Pregunta Bruno frunciendo el ceño.



—Nadie. —Respondí, lo cual era verdad. — Un compañero de la secundaria. — Le sonreí y el me devolvió la sonrisa.



Bruno me estaba hablando de su mudanza y algunas anécdotas de como hizo para bajar algunos muebles del departamento. Yo trataba de escucharlo, enserio me esforzaba pero mi cabeza se fue en el mismo momento que Lucas lo hizo.
Idiota, de momento creí que sería amable, que había cambiado, pero siento que sigue siendo la misma persona… Y eso me duele, aunque no tendría que doler.
Luego de terminar el helado le dije a Bruno que estaba cansada, así que nos encaminamos a nuevamente hasta mi departamento. Ambos teníamos clases mañana así que lo más recomendable era irnos a dormir temprano.



— La pasé increíble Lene. — Me saludó dándome un pequeño abrazo que devolví, envolví mis brazos alrededor de su cintura.

Recordé nuestros besos. Recordé mis brazos en su espalda desnuda, el tiene una espalda ancha pero no exagerada, diría que perfecta. Recordé que nunca llegábamos más de los besos y las caricias. Y es algo de lo que no me arrepiento.



—Gracias Bruno, por todo. La pulsera es muy bonita. —Sonreí.



—Como tú. — Susurró.


Antes de que esto se ponga raro, decidí besar su mejilla e irme. Mientras me encaminaba rápidamente hacia el edificio.



—Adiós— Dije mientras movía mi mano en forma de saludo. El sonrió achinando sus ojos.


Llegué al cuarto piso por las escaleras, ni siquiera pensé en tomar el ascensor.
Después de cerrar la puerta del departamento, puse mi espalda contra ella y suspiré.
Esto es muy fuerte. Ver a Lucas fue muy fuerte. Hablar con el fue más fuerte aún.
Me contuve mucho, tenía ganas de gritarle, y a la vez de abrazarlo. ¿Quién puede sentir ambas cosas a la vez?
¿Alguien enamorado? Dice mi maldito subconsciente.
Lucas va a volverme loca, y sé que pensaré en el toda la noche, sé que no podré dormir bien, y también sé, que nuevamente tendré ojeras el día de mañana.



—Wow, ¿Tan mala fue la cita? — La voz de Al me asustó, por lo que levante rápidamente la cabeza.



—No… La pasé bien. — Al sabía que pasaba algo, pero no le diría lo de Lucas, al menos no ahora, así que recordé el libro que compré. Sonreí de la mejor manera que pude y se lo mostré. — ¡Mira lo que conseguí!

—No puedo creerlo, lo conseguiste. ¿Puedo leerlo hoy? — Ella hizo un puchero exagerado que me dio mucha gracia.



—Es tuyo esta noche. —Le guiñé el ojo y me fui directo a mi habitación.



Una vez en pijama y en la cama estaba más relajada, pero mi mente no. Mi mente solo tenía lugar para una persona.
Eran las diez y media, y milagrosamente me estaba quedando dormida. Antes de que Morfeo me tome entre sus brazos, mi celular comenzó a vibrar y me desperté por completo.
Una llamada, de un número desconocido. Estuve a punto de cortar cuando recordé los mensajes que me mandaron hoy. Contesté.

*¿Hola?* Respondí mientras me inclinaba para encender el velador.


*¿Marlene?* Esa voz… No puede ser…
Joder me caí de la cama en el intento de encender el velador.


Habré hecho un ruido tremendo, porque escuché a Al preguntarme si todo iba bien detrás de mi puerta. Después de responderle que todo estaba bien, busqué mi celular.


*¿Hola?, ¿Marlene estás ahí?, ¿Qué está pasando?*


*¿Lucas?, ¿Por qué me estás llamando?* Traté de poner la voz más normal que pude, y haciendo caso omiso a todos los circuitos nerviosos de mi cuerpo.


*¿Qué sucedió ahí?*


*Nada, ¿Qué sucede?* Le pregunté mientras frotaba mi cabeza…*Un momento, ¿Cómo conseguiste mi número?*


*Muy fácil, ya que tú me escribiste por primera vez.* Sentí un poco de arrogancia en su comentario pero no le hice caso.
Ahí es cuando entendí todo, la otra noche en el club, “Lucy” me pidió mandar un mensaje, así que era a Lucas quien quería mandar. Maldita casualidad.

*¿Cómo sabías que era yo?*


*Lucy te señaló en el club y quería saludarte para darte las gracias por el mensaje, al final se fue antes, y yo guardé tu número.*


*¿Por qué?*


*Quería hablar contigo.*


*Ajam, bueno… Estamos hablando.* Respondí mientras sonreía.


*No me digas. Escucha, ¿Crees que podemos juntarnos mañana a hablar?*


*No creo que sea buena idea.* Respondí recordando lo mal que nos llevamos siempre.


*¿Lo dices por tu novio?, No seas agrandada, no pasará nada entre nosotros.* Dice mientras se reía por el otro lado de la línea.


*Tranquilo, mi novio confía en mi* Le dije siguiendo el juego.*Quizá a tu novia Lucy no le parezca una buena idea.* Respondí mientras me daba cuenta la horrible sensación de celos que tenía al pensar que Lucy era la novia de Lucas.


*Yo no tengo novia, jamás lo tendría. Solo tengo amigas* Confirmó mis sospechas, sigue siendo el mismo estúpido pero deseado chico. Todas mueren por él, pero él jamás te tratará bien, jamás te tomará de la mano, y jamás te dirá algo lindo.
No sé porque me siento decepcionada.


*Debí suponerlo* Dije bajito.


*¿Qué supones?*


*Nada, ¿Cuándo te veo?* Debía cerrar esta historia antes de que yo termine muy mal.


*Mañana, después de cursar.*


*No podrá ser, trabajo a la tarde. ¿Pasado mañana?*


*Te paso a buscar por el trabajo. Dime donde es* De eso nada, pensé.


*Seis y media en el centro, ¿En la heladería?*


*Esto no es una cita Muller* Podría sentir su sonrisa del otro lado.


*Jamás será una cita, quiero ver qué rayos tienes para decirme y terminar con esto Lucas* Dije demasiado enfadada.
*De acuerdo, mañana te veo.* Habló con voz tan suave que no parecía Lucas. Incluso su voz me calmó, olvidé mi enojo.
Debo ser más fuerte, no puede ser que él pueda manejar mis sentimientos y mi humor como si nada.

Corté la conversación sin despedirme. Me sorprende que se tome la molestia de llamarme y de citarme en algún lugar para decirme vaya a saber que.
Jodido Lucas. Jodido e irresistible Lucas. No quiero sentir lo mismo que antes. Mejor dicho, no quiero despertar mis sentimientos hacia él, porque si soy un poquito sincera conmigo, yo jamás lo olvidé.
Si… La situación es loca, estúpida y difícil de comprender, pero ¿Acaso el amor no es así?
Joder la palabra con “A”.
Lucas solo existe para molestar, eso es lo que está haciendo. Estaba bien con este nuevo año, estaba bien de verdad. Incluso mi salida con Bruno iba de maravilla hasta que Lucas apareció a revolver mis sentimientos del pasado, sentimientos que creí haber enterrado bien. Pero me equivoqué, con Lucas Dubois no hay nada seguro.

Está será una noche larga donde mis pensamientos no descansarán.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario